En esta segunda edición de EL LUGAR SIN LÍMITES hemos querido plantear una reflexión abierta sobre dos ideas comunes: la idea de casa y la idea de relato. Puestas en tensión con el espacio de la escena, queremos hacerlas chocar, buscando sonidos, chispas y encuentros inesperados. Para ello hemos invitado a creadores que puedan aportar voces, cuerpos y experiencias a esta reflexión en marcha.
Este año proponemos observar la construcción de un lugar que habitar, donde sentarse, mirar, hablar y escuchar. Queremos ser capaces de hacer casa juntos, de vincularnos a través de un territorio que decidimos común, de construir un espacio para el encuentro y, además, creer todavía en la posibilidad de seguir contándonos unos a otros.
Porque ¿qué queda que valga la pena relatar? ¿Qué es un relato? ¿Cuáles son los relatos, hoy, posibles? ¿Podemos ampliar nuestra concepción de lo que un relato es? ¿Podemos elucubrar lo que un relato puede? Dice Giorgio Agamben que todo relato es la narración de una ausencia, el intento de contar lo que una vez fue fuego, fogata, quemazón. Los sueños y pesadillas, las proyecciones mentales, las pequeñas cuchilladas de la memoria, los destellos de la imaginación.
Pero también, ¿qué es una casa? ¿Un lugar físico, un lugar mental, un recuerdo, un deseo, una invención? ¿El sitio al que regresar, el espacio que construir?¿Un hueco en el interior de la montaña de piedra caliza donde protegerse, una techumbre de ramas bajo la lluvia, un círculo de fuego que haga frente al frío de la noche? ¿Una soledad, una comunidad, una familia? ¿Qué protege una casa, qué la desguarnece? La madriguera, el caparazón, la comuna, el nido, la colonia.
Ocupamos los bordes tratando de conservar el fuego frente al frío de la noche. La oscuridad está coronada de estrellas diminutas. Escuchamos sonidos estremecedores de animales salvajes. La madera húmeda crepita. En la espalda sentimos los navajazos del viento. Nuestros ojos brillan en el límite del resplandor. Las llamas nos hipnotizan con su baile epiléptico, acompañando las palabras que son pronunciadas en voz alta. Un recuerdo borroso, una historia inventada, una imagen que se mueve. El relato aparece para convocar a los reunidos. Contamos para sobrevivir juntos a la noche.
Un año más, os invitamos a este viaje por los límites de lo escénico. Y cuando todo acabe y sólo queden las brasas todavía humeantes de esta hoguera, confiamos en que las cosas prendan y el fuego y el viento las propaguen.
El lugar sin límites es un ciclo comisariado por Carlos Marquerie y Emilio Tomé; y producido por el Centro Dramático Nacional (CDN), con la colaboración de Teatro Pradillo y el apoyo del CA2M.
Toda la información en: www.ellugarsinlimites.com